La calidad del aire interior y el Covid19
Cinzia Maggio
Arquitecto BIM Project Manager – Consultor Sostenibilidad – Prescriptor en Knauf Insulation
La Calidad de Aire Interior ha sido la palabra clave de esta pandemia: el confinamiento al que nos ha obligado el COVID-19 ha revelado aspectos importantes sobre la forma en que vivimos; es probable que durante este tiempo de mayor reclusión hayamos notado sensación de ambiente cargado, dolor de cabeza, náuseas o dificultades para el descanso… La OMS, considera que la contaminación se ha convertido en el riesgo más grande para la salud (entendiendo como contaminación, no solo el aire que respiramos en el exterior)
La mala calidad del aire incrementa los costes sanitarios, aumenta las bajas laborales y afecta a la productividad.
La crisis sanitaria vivida, ha puesto el foco en los espacios cerrados: todos estamos experimentado en primera persona lo que es vivir confinado en un edificio (como residencias y hospitales) y por eso es necesario repensar desde el principio de su diseño, la calidad de estos espacios, con el objetivo de favorecer bienestar y energía de los que habitaran dentro.
La vivienda es una necesidad humana básica: los seres humanos necesitan un ambiente que esté bien ventilado, bien iluminado, que no haya humedades que hagan proliferar hongos y microorganismos, que deterioran nuestro sistema inmunológico.
Hernández-Montaño nos dice que “Los sistemas constructivos de nuestras viviendas, su diseño arquitectónico, los materiales —entre estos, los plásticos—, provocan el “síndrome del edificio enfermo” (SEE); muchos hogares enferman a las personas que los habitan, que “deterioran su sistema inmunológico y hacen que no puedan desarrollarse plenamente. El aire exterior está siete veces menos contaminado que el aire interior de los espacios. Ya que, además de presentar la misma contaminación, tiene deficiencias de ventilación, productos químicos, microorganismos, virus, bacterias y alérgenos”, precisa.
Construir sin saber los materiales que se van a utilizar es como hacer algo “a medias”: la pieza clave del dibujo es la característica del material que vas a instalar. Lo ideal sería utilizar un material saludable, ¿cómo definirlo? Probablemente antes de todo tendríamos que ver cómo relacionamos la salud con el material y si la tenemos en cuenta cuando los seleccionamos para una obra. Los seres humanos interactúan con el entorno y con los edificios a través de la respiración: podemos decir que respiramos los materiales. Por eso hay que tener muy claro cuál son los peligros para nuestra salud de los ingredientes que componen los materiales que utilizamos.
Como fabricantes de aislamiento tenemos mucha responsabilidad sobre el impacto que tiene en la contaminación del aire interior y tenemos la responsabilidad hacia nuestros interlocutores (arquitectos, constructores e instaladores), asegurándoles un material que tiene pocas o nulas emisiones. Por eso es importante la transparencia del material y las certificaciones. Indoor Air Comfort Gold se considera la certificación europea más completa para verificar productos con baja emisión de compuestos orgánicos volátiles (COV).
Es por eso que en Knauf Insulation no añadimos ni formaldehídos ni fenoles en nuestra gama de lana de roca y lana de vidrio con ligante ETechnology de origen vegetal. Si pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores y llegamos a respirar más de 15.000 litros de aire al día, asegurémonos que nuestra casa está construida con materiales saludables.