El mapa del potencial del gas radón en España
Knauf Insulation Iberia
Aislamiento y Sostenibilidad
Challenge. Create. Care
En la modificación del Código Técnico de la Edificación (CTE) una de las novedades más esperadas ha sido la nueva sección “Protección frente a la exposición al gas radón” incorporada al “Documento Básico de Salubridad”.
No obstante, ya en febrero de 2018 entró en vigor en España una directiva europea de 2013 que obligaba a adoptar medidas contra el radón, entre ellas, y la más significativa, eliminar este gas de las viviendas. Sin embargo, a diferencia de otras naciones europeas, nuestro país todavía no había incluido en su legislación esta exigencia.
Desde entonces diversos colectivos, como el Colegio Oficial de Geólogos, habían reclamado una normativa clara que sirviera para informar y concienciar a la población sobre los riesgos del gas radón, que pasaba por incluirse en el CTE como finalmente se ha hecho.
Así, por primera vez el CTE establece el nivel nacional de referencia para las concentraciones de gas radón en recintos cerrados y se recogen las medidas reglamentarias para limitar la penetración de este gas en los edificios en función del municipio en que se ubiquen estos. Esto es, que se limita la exposición de las personas al radón, reduciendo así los riesgos asociados a la misma.
Pero ¿por qué es tan importante el control del radón? Se trata de un gas radiactivo y cancerígeno que procede de las rocas y suelos, es decir, se ubica en la propia naturaleza. Es el resultado de la desintegración de minerales radioactivos contenidos en rocas ígneas o metamórficas, como el granito o las pizarras.
Según los geólogos, Madrid, Galicia y zonas del oeste de España son las zonas con mayor concentración de gas radón por la abundancia de suelos graníticos y de pizarra.
Aunque no suele presentarse en niveles altos al aire libre, sí lo podemos encontrar en nuestras viviendas, especialmente en zonas con suelos muy permeables. En cantidades altas (por encima de 300 becquerelios por metro cúbico Bq/m3) si se inhala durante suficiente tiempo, puede resultar cancerígeno.
Es más, según la OMS, el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco y fija los 100 Bq/m3 como el límite para tomar medidas preventivas.
Este gas se acumula en sótanos y bajos de las casas, de tal manera que los geólogos aconsejan aislar bien el suelo y sellar la casa, así como ventilar bien. En ocasiones, también se introducen equipos de ventilación capaces de extraer el aire que emana del suelo y lo expulsan. El radón tiene un periodo de desintegración de 3,8 horas.
Todos los edificios contienen radón en concentraciones habitualmente bajas. No obstante, existen zonas geográficas en las que, debido a su geología, es más probable encontrar edificios con niveles elevados. La cartografía del potencial de radón en nuestro país, desarrollada por el Consejo de Seguridad Nuclear, categoriza las zonas del territorio estatal en función de sus niveles de radón y, en particular, identifica aquellas en las que un porcentaje significativo de los edificios residenciales presenta concentraciones superiores a 300 Bq/m3.