Escuelas: Suspensas en calidad del aire
Bruno Gutiérrez Cuevas
PASSIVHAUS DESIGNER Presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus
“Sólo durante un 16% de la jornada lectiva las aulas están en condiciones adecuadas de ambiente interior”.
La Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) ha hecho públicos los resultados de un estudio de especial incidencia en el bienestar de los alumnos y profesorado y la calidad del aire dentro de las escuelas, en el que analiza más de 700.000 parámetros en centros escolares de 33 ciudades españoles durante un curso lectivo.
Para profundizar en las conclusiones de este informe, que pone sobre la mesa las malas condiciones en que se encuentran las escuelas en nuestro país, charlamos con Bruno Gutiérrez Cuevas, presidente de PEP.
En este estudio elaborado, PEP alerta sobre las malas condiciones de ventilación de las escuelas, ¿qué variables se han estudiado para llegar a esta conclusión?
En realidad, la conclusión del estudio no es sólo la mala ventilación, sino las malas condiciones de ambiente interior en las aulas de nuestro país en cuanto a temperatura, humedad y concentración de CO2. Las sondas colocadas registraban 5 parámetros distintos, 3 de ellos relativos al ambiente interior que son temperatura, humedad relativa y concentración de CO2 en partes por millón. El resultado arroja que cada uno de los parámetros por separado se mantiene en rango adecuado un determinado porcentaje, pero cuando cuantificamos el porcentaje de tiempo en el que se mantienen todos los parámetros en rango obtenemos un resultado muy bajo, sólo el 16% del tiempo que las aulas están ocupadas por alumnos y profesores lo hacen en condiciones adecuadas de ambiente interior.
Centrándonos en la ventilación, la concentración de CO2 es un buen indicador para determinar la calidad del aire interior de un espacio interior y ahí también tenemos porcentajes bajos en rango adecuado. La concentración de CO2 se mide en partes por millón (ppm) y la Organización Mundial de la Salud establece como óptima una concentración inferior a 1.000 ppm, y este límite se supera con facilidad y de manera constante y generalizada en las mediciones registradas, alcanzando registros que incluso lo cuadruplican en algunas ocasiones.
¿Cree que, aunque este informe es anterior a la crisis sanitaria, de no haber aparecido la
pandemia y ponerse en cuestión la calidad del aire interior, las conclusiones a estos datos serían menos alarmantes?
La intención no es crear alarma, ni mucho menos aumentar la preocupación ya generada por la situación actual; los datos que recoge el estudio son claros y desde luego es importante que se tengan en cuenta. Estas condiciones en las aulas no son nuevas, seguramente todos nosotros hemos estudiado en condiciones similares, sin embargo, hace años no era tan fácil medirlo y desde luego no teníamos las herramientas para corregirlo que tenemos hoy en día. Por lo tanto, el mayor problema no son los resultados en sí, sino que no se tomen medidas para corregir esta situación, que no se quiera afrontar o que no se hagan las cosas bien cuando sabemos que es posible.
Es importante destacar que efectivamente el estudio es anterior a la pandemia y que las conclusiones ya eran las mismas que tendríamos ahora. Lo único que hace el estudio respecto a esta situación es abundar en la importancia de la ventilación pero ésta es importante con coronavirus y sin ella. Debemos tener presente que la pandemia es la urgencia, pero cuando esté controlada, las condiciones de mala calidad de ambiente interior que demuestra el estudio seguirán estando presentes. Un ambiente interior de mala calidad tiene efectos sobre la atención, el rendimiento, e incluso sobre la salud no sólo en lo que a transmisión aérea de virus se refiere.
Desde luego no cabe duda que la situación generada por la pandemia ha provocado una mayor sensibilización sobre esta cuestión en concreto, lo que debe servir para informar, explicar cómo resolver de una manera adecuada y promover a la adaptación de los centros a los agentes implicados como son profesorado, padres y madres de alumnos, direcciones de los centros, pero sobre todo la administración responsable en educación y sanidad, tanto central como autonómicas y locales.
¿Es una ventilación adecuada y regular de los espacios la única vía para combatir la
Covid-19?
Queda claro, atendiendo a las distintas recomendaciones de las autoridades, que el virus se transmite por distintas vías, siendo la de aerosoles en suspensión una de ellas y en la que efectivamente una ventilación adecuada y regular ayuda a combatir su propagación.
En este sentido, la ventilación que implementan los edificios Passivhaus es mecánica, controlada, de doble flujo y con recuperación de energía, lo que permite ventilar de manera continua las estancias, introduciendo aire de renovación del exterior filtrado y ya atemperado al tiempo que extraemos el aire viciado al exterior, de manera que contamos en todo momento con el aire renovado sin enfriar el edificio (o sin calentarlo en verano). No se debe confundir este sistema con los purificadores de aire que están sonando, puesto que éstos últimos recirculan el aire de la estancia. La ventilación mecánica extrae el aire viciado e introduce aire limpio sin que se mezclen los flujos en ningún momento.
De todas las posibles soluciones pasivas para revertir esta situación,¿cuáles considera PEP que tendrían un efecto más eficaz a corto plazo?
No hay varitas mágicas ni soluciones exprés, lo primero que recomendamos desde PEP es realizar un proyecto de rehabilitación integral, en el que se aborden los principios necesarios para alcanzar las condiciones de confort. Este proyecto puede estar diseñado de tal forma que se definan diferentes fases para su ejecución (una fase cada verano para no alterar el curso). En Passivhaus contamos con una metodología de trabajo específica para esto llamada EnerPhit paso a paso, en la que estudiamos las distintas fases necesarias para alcanzar una rehabilitación integral del edificio, de tal forma que se definan las mejores actuaciones en cuanto a viabilidad técnica, coste y amortización, y sobre todo, que no se produzcan patologías entre una fase y la siguiente. Esta metodología tiene además otras ventajas como por ejemplo poder acometer distintas fases sin afectar al periodo de uso del edificio como en el caso de los colegios acometiendo estas obras en los meses de verano, o también repartir la inversión necesaria en diferentes ejercicios fiscales para que sea perfectamente viable.
De manera general se trata de adecuar las envolventes térmicas de los edificios, aumentando o colocando aislamiento, trabajando la continuidad de este aislamiento para evitar puntos débiles que generen puentes térmicos, incluir carpinterías de altas prestaciones, trabajar la hermeticidad de la envolvente para evitar filtraciones no deseadas de aire interior e instalar sistemas de ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor, todo ello en el orden que nos resulte lo más adecuado según lo explicado anteriormente.
¿Cuánto se tendría que invertir y en qué tipo de material o sistemas para
construir o rehabilitar aulas o colegios con fines saludables?
Realmente deberíamos plantearnos esta pregunta de manera inversa, ¿qué coste tiene para la salud y el sistema sanitario no adecuar estas condiciones que revela el estudio?
Partimos de la base que son necesarias rehabilitaciones para llevar a cabo esa adecuación. Aquí dar una cifra concreta es casi imposible puesto que cada proyecto tiene su propia realidad y condicionantes específicos pero, de manera general, un incremento de la inversión entre el 0% y el 5% al construir nuevas escuelas puede favorecer un ahorro energético de hasta el 75%, y en el caso de las rehabilitaciones, invertir entre un 5% y 10% más permitiría alcanzar ahorros de hasta el 90%, además de conseguir garantizar unas condiciones adecuadas en las aulas que es sin duda lo realmente importante.
No existe limitación en cuanto a tipos de materiales o sistemas concretos para alcanzar los requisitos de Passivhaus. Se trata de un estándar prestacional y exige determinados valores al edificio sin limitar el uso de ningún material, marca o sistema concreto. A partir de aquí, no cabe duda que siempre que podamos, será más adecuado utilizar materiales más sostenibles, naturales y ecológicos posibles, que respeten el medio ambiente, con baja huella de carbono en su producción y transporte, con bajas o nulas emisiones de compuestos volátiles o formaldehídos.