Lo más sostenible es proyectar pieles que reduzcan el consumo energético de un edificio
Julio Touza Sacristán
Codirector Estudio Touza Arquitectos – Arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid
Julio Touza Sacristán, nacido en Madrid (1975) es Arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid (1999), continuando su formación en el ámbito del de la teoría y práctica del proyecto (obtiene el Título de Suficiencia Investigadora en la ETSAM en 2006).
Se incorpora en el año 2000 al Estudio Touza Arquitectos, del que actualmente es socio y Codirector. Como impulsor del Área internacional del Estudio, ha trabajado en proyectos en Marruecos, Vietnam, Francia entre otros. Paralelamente a su labor profesional, participa habitualmente en congresos, ponencias y conferencias de arquitectura
Rivas Madrid es una de las obras de referencia de Knauf Insulation, que diseñó TOUZA Arquitectos en 2012, en la prolongación del ecobulevar del barrio de la Luna, en Madrid.
Este edificio de 229 viviendas se convirtió en uno de los primeros de VPO con criterios de eficiencia energética superiores a los habituales en este tipo de construcción.
Siete años después analizamos con Julio Touza, socio y codirector del estudio Touza Arquitectos, la evolución sostenible del parque residencial público y la importancia que la eficiencia energética ha adquirido en los proyectos inmobiliarios de propiedad privada.
¿Cómo ha evolucionado el parque inmobiliario público en lo que a sostenibilidad y eficiencia energética se refiere? ¿Y el privado?
Tanto el privado como el público, en similar medida, se han visto positivamente afectados por el cambio de tendencia que venimos experimentando desde finales de los 90 desde diferentes vías. El aumento de la conciencia social, el incremento de los precios de la energía y sobre todo los cambios normativos fueron la clave de este cambio.
El problema es que el impacto del Código Técnico de la Edificación (CTE) y de sus medidas no desplegaron todos sus efectos al coincidir su aplicación (2007) con el inicio de la crisis. Ya con anterioridad al CTE algunos organismos públicos, al subastar suelo público para vivienda protegida imponían como condición que se alcanzaran determinados estándares de ahorro energético (todo esto previo al CTE o a sellos como BREEAM).
En la Comunidad de Madrid varios Ayuntamientos, el IVIMA, Arpegio, y las propia EMVs de diversas ciudades (Madrid, Torrejón, Rivas, por citar algunas) impulsaron este tipo de pliegos en sus concursos, ya fueran de arquitectura para promover vivienda pública, como concursos de subasta de suelo para que promotores privados desarrollaran vivienda protegida. En el anterior ciclo, nosotros tuvimos la suerte de participar en muchos de esos proyectos (por citar algunos, en Torrejón de Ardoz, en Rivas Vaciamadrid, en Colmenar Viejo…). Creo que ese fue el germen de la situación actual.
En el actual ciclo, los nuevos promotores han entendido que ahora sí la sostenibilidad era un argumento de venta, y tratan de ir incluso por encima de los estándares de la normativa del CTE. Quizás también por la cultura importada de muchos de los fondos anglosajones que han participado en estas nuevas promotoras. El caso es que hoy es difícil encontrar una promoción residencial que no apueste por algún tipo de certificación energética, si bien estamos observando que LEED se está convirtiendo en una referencia en el sector terciario, y BREEAM en el sector residencial. Varios de nuestros proyectos están certificados con estos sellos como Torre Riverside de Neinor Homes, Skyline de Stoneweg, o Terrazas de los Fresnos de Aedas Homes.
¿Qué importancia tiene para los arquitectos el aislamiento en el diseño de los proyectos residenciales?
Absoluta, porque lo más sostenible es proyectar pieles que reduzcan el consumo energético de un edificio. Esto es lo que llamamos medidas pasivas, como una buena orientación, una composición de fachada adaptada a cada orientación, un espesor de muros y aislamientos adecuado… Luego existen instalaciones y tecnologías que permiten que la calefacción y climatización de un edificio se generen a partir de fuentes sostenibles, pero lo más sostenible es demandar menos consumo.
En esto hay un problema inmobiliario claro, y es que la denominada superficie construida, que incluye los muros, no es lo que comercialmente interesa, sino la superficie útil. Por ejemplo, no hay incentivos para que los promotores hagan espesores de muros y de aislamientos mayores. Las superficies de muros computan urbanísticamente igual que las superficies útiles, y esto desincentiva a los promotores. Especialmente en vivienda protegida, donde el baremo de precio es la superficie útil. Si tú eres un promotor, entre hacer un muro de 30 cm. de espesor y uno de 50 cm., aunque consigas un ahorro energético estupendo, estás perdiendo 20 cm. de edificabilidad y de superficie útil de venta. En el caso de la vivienda protegida además si haces muros potentes se te penaliza doblemente porque no puedes vender esa superficie, pero es que además consumes parte del límite de superficie construida que tiene la vivienda protegida (menos de 110m2 construidos en VPPB en la Comunidad de Madrid).
Si los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas promovieran medidas que premiaran esto, habría un cambio interesante. Si tú permites que todo exceso de espesor de muro por encima de los 30 cm. no compute edificabilidad ni compute a efectos de superficie construida de VPP, ya tendrías un incentivo. En este caso además hablamos de un coste muy inferior en el espesor al de instalaciones complejas.
¿Crees que, aunque está en revisión, el CTE es suficientemente exigente en lo que respecta al aislamiento?
La normativa del CTE ha supuesto sin duda un gran salto respecto de los estándares anteriores que eran muy bajos comparativamente con nuestro entorno europeo, tanto en lo que se refiere a aislamiento térmico como acústico. Creo que los límites actuales son exigentes y por encima de ahí debe ser una opción del promotor el tratar de elevar la calidad en función de las posibilidades y objetivos de cada promoción. Evidentemente, las normativas siempre van por detrás, no sólo de la investigación de materiales sino de la evolución social en general. Se legisla “a posteriori” como vemos a menudo.
¿Qué medidas crees que deberían priorizarse para hacer más sostenible la rehabilitación?
En parte las que he comentado antes, aquellas que incentiven al promotor a aumentar las prestaciones de los edificios. Medidas que compensen su inversión con soluciones normativas que tampoco les cueste dinero a las instituciones públicas.
En lugar de la cultura de “imponer” la de premiar. Echo en falta que desde las instituciones públicas se premie o incentive a los promotores que vayan más allá o que innoven en el campo de la sostenibilidad. Los incentivos normativos o fiscales son ventajas que si animan al promotor a incrementar las prestaciones de los edificios (mejor aislamiento, ahorro energético, etc.) llegarán a los usuarios finales.
A partir de 2021 todos los edificios nuevos deberán de ser de consumo energético casi nulo, ¿desde el sector de la arquitectura qué pasos se están dando para que llegada esa fecha esta exigencia europea sea una realidad en nuestro país?
Pues como siempre, no se están dando los suficientes. Creo que se debe invertir mucho más en formación para que nuestros técnicos estén preparados y puedan liderar este cambio, ya sean estudios de arquitectura o arquitectos que trabajen en promotoras, en la Administración, etc.
Creo que en las Escuelas hay mucho camino por recorrer, donde la asignatura de Proyectos sigue siendo la “estrella” y sin embargo hoy los retos son otros. En pocas Escuelas de Arquitectura de España un alumno podría presentar como TFM (trabajo fin de máster, nuestro antiguo PFC) un proyecto que no fuera un edificio, sino un sistema constructivo orientado al ahorro energético. También desde el Consejo Superior de Arquitectos y los Colegios de Arquitectos hay mucha labor por hacer… Básicamente, la formación es la clave.