Smartcities a Ciudad Humanizada
Stepien & Barno
ARQUITECTOS
DE LA SMART CITIES A LA CIUDAD HUMANIZADA
Integrar conceptos como eficiencia energética, participación ciudadana o sostenibilidad a todos los niveles ya no es una opción, es una obligación.
A su vez, aprender de los errores del pasado, es siempre un buen plan para soñar una nueva ciudad.
Sobre todo esto y mucho más va el post de hoy. ¿Nos acompañas?
Parecen ya lejanos los tiempos en los que en nuestro país se macizaba sin piedad y nuestras ciudades claudicaban ante el poder inmobiliario. Muchos de nuestros pueblos y urbes fueron creciendo vendidos al mejor postor y, por desgracia, el urbanismo, en demasiadas ocasiones, se convertía en una herramienta de reparto de edificabilidad. Con ello se perdía la ocasión de proyectar lugares cada vez más habitables.
Así, fatalmente, desde España importamos lo peor de la cultura americana y llenamos nuestro territorio de adosados que dieron paso a una especie de ciudad trumanizada (ver aquí).
1 PARTICIPACIÓN AL PODER
Sin embargo, un factor positivo de la llegada de la crisis, allá por el 2008, fue que ya no hubo dinero para seguir creciendo descontroladamente y el mercado inmobiliario comenzó a perder parte del poder que, con un alto coste, le habíamos otorgado.
Mientras tanto, una mirada de la sostenibilidad, entendida en sus tres frentes (E-conomía, E-quidad y E-cología), se ha ido haciendo sitio en nuestro día y hoy no es complicado integrar este concepto en una nueva ciudad.
A partir de aquí, es fundamental ver canales de verdadera participación ciudadana.
Así, como bien apunta Sabrina Gaudino en uno de sus post para La Ciudad Viva,
“(…) La inflexibilidad del urbanismo moderno es consecuencia de entender la ciudad como un “problema sencillo de dos variables”. Por el contrario se habla de flexibilidad cuando se planifica entendiendo la complejidad de lo urbano como un organismo en el que múltiples factores participan en el funcionamiento de un todo, como podemos encontrar en el pensamiento organicista y funcionalista.
La experimentación del espacio a través de la participación y la gestión comunitaria parecen ser las formas de planificación más abiertas y hermenéuticas hacia la construcción de un urbanismo flexible, de entornos asequibles y más cercanos a los requerimientos humanos.”
Imagen perteneciente al post: Urbanismo participativo: el protagonismo de los niños en la ciudad
Una ciudad que, en nuestra opinión, ha de traer a primer plano ideas como cohesión social, identidad y participación ciudadana.
2 POR UNA MIRADA HUMANIZADA DE LA CIUDAD
Por ello, en principio es una algo bueno que un término como smart cities, ya esté totalmente integrado en nuestro vocabulario; pero, no es menos cierto que, si no tenemos cuidado, también se asoman una serie de peligros que hay que tener en cuenta.
En los habituales congresos de smart cities, viene cogiendo demasiado protagonismo el papel que se le otorga a la tecnología. Y ésta, evidentemente, ha de estar muy presente en nuestra nueva mirada de la ciudad, pero no es bueno que le demos un papel salvador.
A su vez, estos eventos vienen a estar comandados por empresas, con intereses muy concretos, y muchos ingenieros y muy pocos arquitectos o urbanistas.
Todo ello, nos hace pensar que hace falta que profesiones de carácter más humanista o los propios arquitectos -con su visión holística del mundo-, vayan cogiendo poco a poco su lugar en estos encuentros. En realidad, como siempre, lo que funciona es la sinergia de diferentes miradas y todas son igualmente necesarias.
Por otro lado, cada vez vivimos en tiempos más líquidos y, como bien decía Bauman, nuestra sociedad se rinde ante el miedo, dando lugar a límites bruscos que pueden ir desde las verjas de una urbanización hasta el nuevo muro que, en nombre de la intransigencia, el magnate más poderoso del mundo quiere levantar.
Todo ello, nos aleja de esa ciudad humanizada que líneas más arriba reclamábamos y nos acerca hacia terrenos pantanosos.
Por eso, necesitamos dar paso a una ciudad en la que los valores tengan su lugar y de la que tod@s nos podamos sentir parte. Una ciudad que integre y que no separe; una ciudad avalada por un urbanismo de género y de generación (¡espacios públicos para la convivencia intergeneracional ya!).
Como bien nos recuerda la arquitecta especialista en arquitectura de género, Zaida Muxi:
“(..) El cambio fundamental que propone la aplicación de la perspectiva de género en la construcción de las ciudades y los pueblos es priorizar los seres humanos concretos y sus necesidades en todos los niveles de planeamiento, teniendo como objetivo principal hacer barrios y ciudades con redes adecuadas para la vida cotidiana de todas las personas que conviven en un territorio.” (Ver todo el artículo por aquí)
Así, para que una ciudad sea lo más amable sea posible, hemos de tener claro que más que crecer, lo que tenemos que hacer es cuidar lo existente y apostar por la rehabilitación, frente a un nuevo crecimiento. En este sentido, siguiendo la estela de arquitectos como Lacaton y Vasal, hay que apostar por micro-intervenciones que, a modo de cirugía urbana, vayan mejorando el parque inmobiliario existente. Y para ello, el aislamiento térmico (aquí) -uno de los pilares básicos de la eficiencia energética-, ha de coger un papel protagonista. Pocas medidas son más eficaces, e incluso rentables, que apostar por abrigar a nuestros edificios, de la manera más contundente posible (ver aquí).
3 INCORPORAR LA TECNOLOGIA
En cualquier caso, la llegada del Big data y la realidad aumentada, van a suponer un cambio radical en la manera de enfrentarnos a los problemas de la ciudad. Ahora, tenemos más información que nunca sobre lo que pasa, pero “domesticar” esta información no es sencillo; es decir, el proceso de convertir los datos en conocimiento, es tan complejo o más como obtener los propios datos, con la diferencia de que en esta parte ha de entrar la mirada humana.
A su vez, es bueno ser consciente que el internet de las cosas está llegando y va a ser una revolución que irá desde que nuestras camisetas estén conectadas a la red, hasta que los coches autónomos sean una realidad (ver aquí). En este sentido, Rosalía Simón Navarro, directora del departamento de Smart Cities dentro de IOT en Telefónica, comenta que,
“(…) El internet de las cosas hace que los ciudadanos tengan una vida más fácil o cómoda, por ejemplo saber dónde está la plaza de estacionamiento más próxima, o cuánto gasta tu Ayuntamiento en la recogida de residuos, toda esa información compartida hace que el ciudadano sea consciente de cómo gestionan los recursos de la ciudad.”
Con todo ello, este post no es otra cosa que una apuesta por una ciudad que, sin dejar de integrar toda la tecnología necesaria, no se deje engatusar por intereses particulares y que de su lugar al sentido común.
De esta forma, sí podremos apostar por ciudades más humanas y habitables, lo cual es más necesario que nunca.